Estamos a la orilla de un río. El río hoy no tiene nombre. El agua está sucia. Llovió casi toda la tarde. Cuando llueve el río trae tierra, y resuena en casi toda la quebrada. El sonido de los golpes parecen ser pequeños tacos de mujer en una calle silenciosa. Ahora estamos en una calle. Es de madrugada. Hay niebla. Garua, sin querer. Las luces de los postes parecen caramelos de colores. Ella saca la llave de su cartera. Regresa de una fiesta o quizá de una cena prolongada, eso no sabemos. Juega con las llaves dándole vueltas sobre su dedo. El metal vibra al chocar la cerradura. Se defiende, no contábamos con eso. Si el río no estuviera aquí todo sería mucho más violento. Abre la puerta. Con un movimiento rutinario prende las luces. El primer rayo de sol rebota en una piedra. Alguien la espera sentado en un sofá. Caminamos dos días para llegar a esta quebrada. Él sabía que en algún momento lo encontraríamos, por eso solo camina de noche. Ahora corre. Le pedimos que abra el caño de la bañera. Al principio jugamos. Es la gracia de elegir al azar. Ambos, ella y él, ambos, ellos y nosotros parecemos entender el juego, las pequeñas reglas que se erigen cuando el choque se ha dado, pero minutos más tarde intentan hacer trampa, rebelarse, es muy humano, pensamos, no sé si nosotros o ellos. Si alguien rompe las reglas debe ser castigado, eso es humano también. Estamos en el agua. Nuestras manos y sus cabezas. Todos sabemos que pronto el juego va a terminar y no podremos volver a repetirlo. Es entonces cuando algunos recorremos nuestros pasos en un intento por no dejar transcurrir el tiempo. Nos dejamos llevar por el sabor del agua, fantaseando con cada uno de los posibles finales.
25 marzo, 2010
30 octubre, 2007
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01 diciembre, 2006
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09 noviembre, 2006
08 noviembre, 2006
22 setiembre, 2006
14 setiembre, 2006
08 agosto, 2006
07 agosto, 2006
dibujo tus aretes en el aire, trato de recordar alguna marca en tu sonrisa, de abreviar tu voz, tus orejas y tu cuello. En el suelo intento trazar los dientes que muestras, explorarme en cada cicatriz de tus manos, duplicar como un mimo lo que dices ser, lo que sabes ser. Armar un cuestionario que te defina, que diga cómo sueltas una piedra, o si le temes a las nubes demasiado blancas. Al menos presentir, hasta dónde llegas cúando miras, hasta cuando duras cuando empiezo a dibujarte, con el agua borrando tus contornos, con la orilla copiándote la forma.
03 agosto, 2006
abrir la esquina de una esquina
darte forma
a manos
a ojos de dos ojos
un ombligo que no es mío
pintar a base de sangre
un color que no se borre
que se queme con la luna
y estrujarte
sin que la mañana
te desarme
te abra en la esquina
de mi esquina
en la pared que me falta
una columna
o ventana
que deje aire
Algo para salir.
darte forma
a manos
a ojos de dos ojos
un ombligo que no es mío
pintar a base de sangre
un color que no se borre
que se queme con la luna
y estrujarte
sin que la mañana
te desarme
te abra en la esquina
de mi esquina
en la pared que me falta
una columna
o ventana
que deje aire
Algo para salir.
18 julio, 2006
17 julio, 2006
Ha sido fácil destripar la mañana
coger un cuchillo preciso
unas pinzas dentadas
algún trapo sucio con que limpiar
primero quitar las horas
por ejemplo
yo quité las seis y las nueve, y los minutos 45
luego cortar por la mitad las tazas de café
sacar el amanecer como un apéndice
y limpiarlo de colores rojos
retocar un poco el gris
tirar los trinos por el bidé
algunas huellas quedarán
nada que no pase desapercibido
para eso se deberá tener cuidado
Recomiendo no tocar el reloj
solo el tiempo.
coger un cuchillo preciso
unas pinzas dentadas
algún trapo sucio con que limpiar
primero quitar las horas
por ejemplo
yo quité las seis y las nueve, y los minutos 45
luego cortar por la mitad las tazas de café
sacar el amanecer como un apéndice
y limpiarlo de colores rojos
retocar un poco el gris
tirar los trinos por el bidé
algunas huellas quedarán
nada que no pase desapercibido
para eso se deberá tener cuidado
Recomiendo no tocar el reloj
solo el tiempo.
IRSE es una ciudad
tiene las calles angostas
el aire un poco frío
IRSE tiene cuatro casas
dos establos
y un semáforo
también tiene
un bosque
y a mi
a IRSE nunca vino nadie
de IRSE aún nadie se ha ido
para decirlo
están ahí
el viento
las piedras
el retrato del abuelo
un poco de mi voz
el anverso de las hojas
y yo otra vez
y yo sin nada
tiene las calles angostas
el aire un poco frío
IRSE tiene cuatro casas
dos establos
y un semáforo
también tiene
un bosque
y a mi
a IRSE nunca vino nadie
de IRSE aún nadie se ha ido
para decirlo
están ahí
el viento
las piedras
el retrato del abuelo
un poco de mi voz
el anverso de las hojas
y yo otra vez
y yo sin nada
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